Un pedazo de mi
Aceptando el reto de un amigo, que no es un reto, más bien una invitación, me dispongo a contar mi historia con Jesús.
Mi vida fue marcada con el conocimiento de la verdad de Dios desde muy pequeño. A la edad de 8 a 10 años comprendí la importancia de Dios como amigo y Salvador; desde entonces, su amistad y dirección me han acompañado.
Pero a pesar de todas las predicaciones y la relación personal con Él, llegó un momento en donde el camino se hizo más difícil que las ganas de continuar. Ya mi mente había probado la fruta prohibida del conocimiento inmaduro. Esta trajo consigo la infelicidad y una preocupación de que todo lo que había aprendido fuera una simple metáfora o un invento de la imaginación.
Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Salmo 19:2
Mientras me alejaba cada ves más del verdadero amor, Dios se acerco a mi. El volvió a invitarme a sus pies, sin yo merecerlo. Sin una excusa valida de mi parte, reanudo sus promesas en un acto de bondad y sacrificio.No se que seria de mi, si Jesús no me hubiera alcanzado. La vida sin Cristo es demasiado vacía. No cambio un día en Su Presencia por los más grandes logros en un mundo lleno de egoísmo y envidia.
Mi relación con Jesús ha sido una travesía de amor con la persona más importante del universo. Una travesía que demuestra su incondicional amor a todos aquellos que no merecemos nada, es más que religión y teología es Amor.
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