Certeza a pesar de la incertidumbre
Hace algunos días, mientras iba de camino a casa de mi novia, pensaba en lo inseguro que me sentía debido a distintas situaciones sociales, políticas y económicas que se están presentando aquí en la Isla de Puerto Rico, y esto sin dejar fuera situaciones personales ya que pronto me sometería a una operación. Mis pensamientos iban desde la nueva administración gubernamental en la isla hasta la crisis social y económica en aumento en la sociedad. Incluso, creo que podría decir que hasta la iglesia pareciera estar en crisis. Se logra percibir en el ambiente una pesadez particular y un aire de pesimismo que no parece discriminar ningún círculo social. Sin embargo, mientras estos pensamientos seguían rondando mi cabeza, hubo un momento en que mi mente recordó lo siguiente:
“Por eso les digo que no se preocupen por la vida diaria, si tendrán suficiente alimento y bebida, o suficiente ropa para vestirse. ¿Acaso no es la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa? Miren los pájaros. No plantan ni cosechan ni guardan comida en graneros, porque el Padre celestial los alimenta. ¿Y no son ustedes para él mucho más valiosos que ellos? ¿Acaso con todas sus preocupaciones pueden añadir un solo momento a su vida? ¿Y por qué preocuparse por la ropa? Miren cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni cosen su ropa; sin embargo, ni Salomón con toda su gloria se vistió tan hermoso como ellos. Si Dios cuida de manera tan maravillosa a las flores silvestres que hoy están y mañana se echan al fuego, tengan por seguro que cuidará de ustedes. ¿Por qué tienen tan poca fe? Así que no se preocupen por todo eso diciendo: “¿Qué comeremos?, ¿qué beberemos?, ¿qué ropa nos pondremos?”. Esas cosas dominan el pensamiento de los incrédulos, pero su Padre celestial ya conoce todas sus necesidades. Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten. Así que no se preocupen por el mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. Los problemas del día de hoy son suficientes por hoy.” – Mateo 6: 25-34 [NTV]
Inmediatamente pude darme cuenta que estaba mirando el escenario a mi alrededor desde la perspectiva de una persona que no mantiene una relación con Dios. En el versículo 32 de esta porción que acabamos de citar dice: “Esas cosas dominan el pensamiento de los incrédulos, pero su Padre celestial ya conoce todas sus necesidades”. No puedo evitar pensar en esta otra porción que se encuentra en Mateo 8: 23-27 [RVR1960]:
“Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron. Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?”
Aun cuando hemos tenido la oportunidad de conocer a Dios y ser conocidos por Dios, preguntamos: “¿Qué hombre es éste?”.
Podríamos seguir buscando ejemplos en la escritura que nos compartan escenarios muy similares a este que acabamos de presentar. Sin embargo, creo, sin temor a equivocarme, que estos otros escenarios de incertidumbre que podemos encontrar en la lectura de la Biblia, y que también se reflejan en nuestras vidas, comparten una característica: surgen cuando desenfocamos nuestra mirada de Aquel que es el camino, la verdad y la vida [Juan 14:6 RVR1960]. ¿Qué sucedió con Elías cuando puso su mirada en la amenaza de muerte contra su vida? [1 Reyes 19:1-18 RVR1960] ¿Qué sucedió con Marta y María cuando se enfocaron en la pérdida de su hermano? [Juan 11:1-44 RVR1960] ¿Qué pasó con la mirada y el entendimiento de Cleofas y su compañero cuando iban de camino a Emaús? [Lucas 24: 13-35 RVR1960]
Cada una de estas vivencias nos relatan la experiencia de la incertidumbre en nuestras vidas. Al parecer, no somos los únicos que perdemos la experiencia de la fe cuando nos rodea alguna dificultad o alguna situación que no teníamos contemplada. Sin embargo, cuando leemos estas vivencias encontramos que la fe, “siendo la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve” [Hebreos 11:1 RVR1960], se hizo presente nuevamente en las vidas de estos protagonistas cuando volvieron a poner su mirada en su Salvador. Jesús mismo dijo a sus discípulos: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” [Juan 16:33b RVR1960]
Quizás no podemos evitar que lleguen estos momentos de incertidumbre a nuestras vidas porque no vivimos ajenos a lo que nos rodea en nuestra cotidianidad. Sin embargo, la manera en que enfrentemos estos momentos de incertidumbre será la diferencia en medio de tanta inseguridad. Jesús nos recuerda a través de las palabras a sus discípulos que confiemos. A través de la historia de Elías podemos comprender que Dios siempre está al cuidado de nosotros. La experiencia de Marta, María y Lázaro nos recuerda que Dios tiene el control de todas las cosas. El encuentro con Jesús en el camino a Emaús nos hace volver a nuestro hogar y recordar que Él nunca nos ha abandonado. Creo que es por tal razón que Pablo le comparte a los filipenses las siguientes palabras:
“No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús.” – Filipenses 4:6-7 [NTV]
En momentos de incertidumbre, fijemos nuestra mirada en Dios, y que su Espíritu Santo, a través de la oración, nos recuerde que en Él ponemos nuestra confianza. A pesar de la incertidumbre que nos rodee, tenemos la certeza de que nada nos faltará. Jesús así lo dijo, nos queda creerlo, pero sobre todo vivirlo. Vivamos aferrados a esa fe.
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