El Jesús verdadero
Probablemente una gran cantidad de personas en el mundo han escuchado hablar de un sujeto; que a pesar de no haber escrito ningún libro o compuesto canciones, aspirar a un puesto político militar o nada por el estilo ha sido el tema principal de millones de libros, inspirado miles de canciones y cambiado millones de vidas con sus enseñanzas.
¿Pero quién es este Jesús que murió y resucitó? Su muerte demuestra su amor y su resurrección, demuestra su deidad. La resurrección de Cristo más que una historia bíblica es un hecho corroborable lleno de historia, un milagro sin duda. La inesperada visita de Jesús transfigurado, la aparición a más de 300 personas, y el testimonio de Tomas son uno de varios hechos que corroboran la resurrección de Cristo Jesús y demuestran que es digno de ser llamado Dios.
Su muerte, por otro lado es la epitome de las muestras de amor. Christopher Hitchens (un ateo famoso) pregunto; ¿Qué diferencia hay entre los cristianos y los ateos, que bien común brinda la religión sino más que millones de muertes por fanáticos religiosos? (“Name one moral action performed by a believer that could not have been done by a non believer? Now, can you name a hideous moral act undertaken because of their faith?”)
Tomando la pregunta de una manera seria, nos podemos preguntar, ¿Cuál es la ley que ambos estilos de vida promueven? Por un lado tenemos al cristianismo con una reducción de 2 leyes primordiales: Amaras a Dios sobre todas las cosas y amaras a tu prójimo como a ti mismo. En otros versos podemos ver como Jesús condena hasta el odio, explicando que una vez odiamos a nuestro prójimo ya lo hemos acecinado en nuestro corazón, y llega al punto de establecer el amor aun a nuestros enemigos.
Por otro lado tenemos la ley biológica de supervivencia que poco nos dice del amor, mas que un flujo de hormonas celébrales de dopamina, poco menos una ley de cómo el mundo debe tratar a sus vecinos. No podemos malinterpretar y pensar que el hecho de que los ateos no tienen una moral objetiva universal, significa que no tienen moral. En muchas ocasiones sus ejemplos son dignos de admirar y emular más de los que nos hacemos llamar cristianos.
Sin Dios y sus leyes que promueven el respeto y el amor el mundo sería algo totalmente distinto. Si creemos que el amor es la solución a los problemas del mundo, estamos diciendo que Dios es la solución que el mundo necesita. Como nos dice Juan “el que no ama no conoce a Dios porque Dios es AMOR”.
Pero, ¿cómo podemos acercarnos al Jesús verdadero y no sobrevivir en la vida religiosa, con la posibilidad de convertirnos en fariseos y cometer el error de matar a nuestro salvador?
¿Cómo podemos tomar nuestros problemas y seguirlo?
Confesaos unos a los otros vuestras ofensas y orad unos por los otros, nos dice Santiago 5: 16.
Hablar de nuestros problemas y pecados nos hace reflexionar en nuestras caídas y escuchar a otros nos ayuda a recordar que todos somos humanos que necesitamos ser perdonados. Esta práctica se ha desligado un poco de las iglesias evangélicas y en consecuencia tenemos personas que mucho mas que ser estimadas son adoradas. Y puestas en pedestales peligrosos, casi intocables por cualquier pecado. Poco a poco podemos caer en una cultura de santidad falsa que lesiona el crecimiento espiritual de la comunidad de fe. Y que a última instancia predica un Jesús legalista que nunca peco, y muy poco del salvador que todos necesitamos para vivir una vida que glorifique su nombre.
Necesitamos al Jesús verdadero, el que murió conociendo nuestro pecado, nuestras faltas incalculables y aun así decidió morir aun por sus enemigos, necesitamos al Jesús que está en las calles ayudando al necesitado y no al que solo predica los domingos para completar su rutina semanal.
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