Mi vida a su manera…
Hace algún tiempo me he sentido algo perdido, sin dirección; Llegan a mi mente más preguntas que respuestas y esto incrementa dudas que se traducen en pensamientos constantes de temas particulares… De modo que la mente se encuentra distraída mucho tiempo, particularmente cuando estoy solo. Me detengo ha reflexionar sobre mi estado y encuentro que últimamente he podido identificar qué cosas debo hacer para mejorar mi condición, pero aún no concretizo acciones. Mis últimas reflexiones han expuesto temas que exponen mis necesidades: desde el Silencio, hasta la importancia de sentarse a la mesa para recibir ese alimento que necesitamos… Pero, ¿qué ha sucedido? ¿Dónde está esa urgencia, esa expresión de necesidad de alimentarme, cuidarme y crecer? Fue durante estos días que entendí que me faltaba algo esencial: no me mantenía en comunicación, ni estaba dando el cuidado adecuado a mi espíritu buscando esa intimidad que desesperadamente necesito.
De modo que, dentro de este proceso, logrando reconocer causas debido a los efectos que veía en mi vida, empecé a buscar dirección y recordé unas notas que había realizado en una libreta hace algún tiempo y encontré esto:
“Y te hará Jehová tu Dios abundar en toda obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová volverá a gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres, cuando obedecieres a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos escritos en este libro de la ley; cuando te convirtieres a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma. Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos? Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos? Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas. Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella. Deut. 30:9-18 RV1960
¿Cómo puedo reaccionar a esta palabra? Simplemente se renuncia al camino que uno cree correcto para encontrar la dirección dentro de los caminos y maneras que solo Él conoce y tiene para nosotros. Me parece que, durante todo este tiempo, en ese mal llamado “desierto”, era yo mismo quién me había hecho insensible a la voz del Espíritu. Por lo tanto, mis pensamientos, frágiles sin el alimento espiritual adecuado, siempre andaban a la deriva y vulnerables a cualquier distracción. Y digo esto porque Deuteronomio 30: 11 y 14 me recuerda que “…este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos… Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas”. Si algo yo andaba buscando -fuese seguridad, paz, dirección, confianza- estaba al lado, de frente y atrás de mi todo el tiempo. Pero yo no podía verlo ni hacerme consciente, porque mi mirada estaba desenfocada buscando en otros lugares lo que ya tenía en frente.
Quizás puedas preguntarte porque comparto esta experiencia. Colaboro con el ministerio, y por gracia y misericordia, escribo para llegar a otros. ¿Cómo aún puedo escribir enfrentando estos procesos? Como dije, por gracia y misericordia, aún cuando me sentía sin dirección, ya Dios me estaba dando las palabras que redargüirían mi vida y pensamiento. Comparto esta experiencia porque quizás tú también puedes estar pasando por un proceso turbio, oscuro, y no sabes que hacer, o hacia dónde mirar o caminar. Puedo decirte que no eres el único.
Te exhorto a que podamos acompañarnos en este proceso. Como hermanos en nuestra fe, somos llamados a ayudar a aquel que se sienta débil para fortalecernos y continuar haciendo la voluntad de Aquel que es nuestra salvación. Yo entendí que realmente mi vida se siente vacía si él no sostiene lo que con ella vivo. Y es que su Palabra y dirección no puede ser más clara: “Y te hará Jehová tu Dios abundar en toda obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová volverá a gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres, cuando obedecieres a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos escritos en este libro de la ley; cuando te convirtieres a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.” [Deuteronomio 30: 9-10 RV1960] No basta con reconocer que hay que leer La Palabra, hay que hacerlo; no basta con recordar que es importante orar, es sacar ese tiempo para hacerlo. Si entrego totalmente mi camino a Él, solo resultará en beneficio para mí, y no es solo de entender esta verdad, sino el practicarla lo que hará que mi vida cambie.
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