Navidad y Tristeza
No hay quien ame mas la patria que aquel que la tuvo que abandonar.
La navidad se aproxima y en la sangre hay algo que falta. Dentro de las casitas “copy paste” del valle americano, hay un corazón que palpita al ritmo de una música ausente. La navidad del “cuerito” parrandas, cuatros, guitarras y lo mejor de todo, buena compañía, esa que no pretende ser lo que no es, que disfruta lo que tiene y no anda tratando de tener mas de lo que en realidad necesita. Contemplando el Velorio de Oller, que en una casita de madera, rodeado de comida y tradiciones, lo tenían todo.
Y por el contrario del gran poema El valle de Collores que tristemente el autor se percata de la realidad demasiado tarde para él y justo en el momento para dejar cincelado en el papel de la historia;
Ay, la gloria es sueño vano.
Y el placer, tan sólo viento.
Y la riqueza, tormento.
Y el poder, hosco gusano.
Viendo en una mesa “prestá” y rota, un arbolito de navidad al estilo Peanuts que el mismísimo Schultz estaría orgulloso. Me digo; aunque con añoranza recuerde mi tierra y los panderos de plena, aunque extrañe el corillo, y los calientes 80℉. No me hace falta nada. Bienaventurado los pobres de corazón por que de ellos es el reino de los cielos, nos dice Mateo 5:3
La vida me ha enseñado a disfrutar de los pequeños momentos que Dios nos provee. Por que algún buen día (esperando que no sea muy tarde) nos daremos cuenta que la vida se trataba precisamente de esos pequeños momentos.
No veas lo que no tienes, lo que te falta, lo que quieres y no puedes tener.
Por que la realidad es que puedes perderte del gran tesoro que esta juntamente en tus manos.
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